OBJETO ENCONTRADO
Considero que bordea lo subversivo, en el contexto de las artes visuales
contemporáneas y toda su estructura, dedicarse a la pintura, a la pintura tradicional con
todo el proceso artesanal requerido para su desarrollo. Frente a la puesta en boga y ya
masiva proliferación de las propuestas conceptuales y minimalistas, en un entorno que
se vuelve cada vez más difícil para quienes desarrollan propuestas que implican el rigor
técnico académico y o tradicional de una carrera cada vez más teórica, intelectual.
Existe pues la afirmación de la pérdida del sentido de estos procesos técnicos que
demandan largas horas de trabajo y contemplación, cuando la actualidad exige cada vez
más inmediatez, celeridad y renovación. Se habla de la invalidez y falta de argumentos
para sustentar días de trabajo en una propuesta que en un corto plazo se podría
desarrollar a partir de tecnologías digitales. Parece haberse perdido el sentido o
entendimiento de los vínculos (romance o no) que se generan entre la obra y su autor
en los largos procesos de ejecución, y reflexión, que estos implican. Así mismo, sostengo,
un sector de los intelectuales del arte parece ignorar o no entiende la comunicación que
se genera entre la obra y quien la observa, la consume, al comprender que este trabajo
fue realizado a mano (mecanismo que en su imperfección encuentra su precisa
perfección) y no por una máquina. Una carga e información implícita innegablemente
en la obra, que le da un valor agregado y que evidentemente enriquece su discurso
llegando a tocar fibras a las que ninguna herramienta digital podría llegar.
Procuro, en tal sentido, una reivindicación de la pintura a través del proceso de
desvirtualización del ready-made (materia que podría connotar y/o aludir complejas y
rebuscadas teorías o conceptos) banalizándolo por medio de ésta, reconvirtiéndolo en
el objeto burdo que fue inicialmente y generando un círculo que pretende una validez
del proceso artesanal del medio, soporte, utilizado. Porque en el romanticismo del arte
no existen paradigmas con los cuales reemplazar la mano del artista.
Giancarlo Vitor
200 x 135 cm
Acrílico/tela
150 x 150 cm
Acrílico/tela
85 x 120 cm
Acrílico/tela
35 x 70 cm
Acrílico/tela
50 x 120 cm
Acrílico/tela